Muchas personas están convencidas de que los niños tienen un sexo sentido especial, una capacidad para ver cosas que a los adultos se nos escapan. No sabemos si eso será cierto, pero una cosa está clara: su desbordante imaginación y su ingenuidad hacen que, en algunas ocasiones, digan cosas completamente inesperadas que ponen la piel de gallina a sus padres.

Estos adultos tienen que lidiar con la capacidad de sus hijos de decir cosas realmente inquietantes. Cuando se recuperan del susto, normalmente recurren a las redes sociales para compartir con todo el mundo las escalofriantes ocurrencias de sus pequeños. El resultado son historias como las que recopilamos aquí, de padres preocupados que quedaron aterrados tras escuchar lo que dijeron sus hijos. ¡Prepárate para sentir como se pone tu piel de gallina ante estas situaciones dignas de una película de terror!
1.
Una noche mi hija se despertó en medio de la noche gritando y con los ojos desorbitados. Estaba llorando y diciendo: “¡Quiero a mi madre, quiero a mi madre!”. Yo estaba junto a ella, pero no parecía reconocerme como su madre. Después de un rato, su padre logró calmarla. A día de hoy sigo teniendo escalofríos al recordarlo, especialmente al pensar a quién se refería cuando preguntaba por su madre. Fuente.
2.
No un padre, pero un amigo de la familia me contó que su hijo de 3 años hizo referencia a otro nombre y cuando le preguntaron quién era, dijo: «Mi otro nombre, me lo puso mi otra mamá de antes». Fuente.

3.
Cuando mi hijo era muy pequeño, estaba jugando solo en el suelo de la sala. Yo estaba en la cocina y le escuché hablando con alguien. Me pareció extraño y fui a mirar; me quedé de pie en la puerta durante un rato mirando mientras hablaba y gesticulaba. Le pregunté: “¿Estás hablando solo, hijo?”. Él respondió: “¡No, estoy hablando con el niño!”. “¿Pero hay un niño aquí?”. “Sí. Aquí a mi lado, ¿no lo ves?”. ¡Me quedé aterrada! Fuente.
4.
Cuando era pequeña, la casa de mis padres estaba en un costado de la calle, y nadie tocaba el timbre sino que llamaban a gritos. Una vez, estaba en la cocina y escuché a alguien llamándome varias veces, y grité que me esperara, que ya iba. Apagué el grifo y salí, pero no había nadie. Mi vecina estaba barriendo la acera en ese momento, así que le pregunté y me dijo que nadie me llamaba y que me escuchó gritar que ya iba y no entendió nada. Me puse muy nerviosa y no volví a entrar en casa hasta que volvieron mis padres. Fuente.
5.
Cuando tenía unos 6 años, creía que dos momias venían a visitarme cada noche y se quedaban de pie junto a mi cama. Si las miraba, me convertiría en su esclava. Una de las momias se llamaba Cleopatra, la otra no me acuerdo. Siempre dormía mirando a la pared, estaba muerta de miedo. Fuente.

6.
Mi madre solía alquilar la parte superior de nuestra casa a su amiga y su hijo cuando no tenían otro lugar donde quedarse. Su hijo hizo una cosa espeluznante una vez, entró a mi habitación cuando me acababa de despertar y todavía estaba en la cama, y dijo: «Todo lo que amas lo destruiré», antes de irse en silencio y cerrar la puerta. Fuente.
7.
Cuando mi hija tenía alrededor de 3 años jugaba con una amiga imaginaria llamada Rita. Solíamos bromear al respecto, poníamos una silla para ella en la mesa, y le preguntábamos por ella. Todo muy tranquilo. Un día, fui a poner la mesa y mi hija me dijo que no pusiera la silla de Rita. Inocentemente, le pregunté por qué y ella dijo: «Ah, mamá, Rita se murió de tifus y ya no volverá». Lo más inquietante es que esa enfermedad ya no existe, ¿cómo podía una niña de 3 años saber el nombre de esta enfermedad? Fuente.
8.
Una vez, mi hermano pequeño, mientras salíamos del coche una noche, simplemente miró al cielo y dijo: «Las estrellas están en su posición correcta esta noche». Luego se fue caminando como si nada hubiera pasado. Fuente.

9.
Una vez, cuando tenía alrededor de 15 años, estaba en la habitación acostado para dormir. De pronto, escuché la puerta abrirse, pensé que era mi padre y me hice el dormido. Escuché el sonido de los pies al caminar por la habitación, y el ruido de alguien sentándose en la cama que había a mi lado (en la que se quedaba mi hermano de vez en cuando). Después de un par de minutos sentí que me miraba e incluso escuché el sonido de su respiración. Pensé que mi padre no haría eso, simplemente me daría un beso y volvería a su habitación, o simplemente abriría la puerta para mirar si estaba dormido. Me levanté con los ojos cerrados, fui a su habitación y allí estaba mi padre durmiendo. Le conté lo que había pasado, fue a revisar y no vio a nadie. Nunca olvidaré eso, ni la horrible sensación que tuve. Fuente.
10.
Hace unas semanas, mi hija, de cinco años, me dijo que su amiga, que se parece mucho a ella, estaba de pie a su lado en la mesa del comedor. Le dije que le dijera a su amiga que tenía que irse porque era hora de cenar. Empecé a salir de la habitación para comprar bebidas y mi hija dijo «ay mami, es que no le caes bien». Su voz sonó preocupada y algo inquietante. Fuente.
11.
Cuando era pequeña, compartía el dormitorio con mi hermano. Todas las mañanas, escuchaba claramente un ruido en el baño, como si alguien estuviera frotando el dedo en un espejo mojado. ¡Lo peor es que solo lo escuchaba yo! ¡Cuando despertaba a mi hermano para escuchar, el ruido se detenía!
A veces, mientras me escondía debajo de la manta escuchando el ruido, mi padre entraba a la habitación para comprobar si estábamos bien, ¡y el ruido también paraba inmediatamente! ¡Era bastante raro! Fuente.

12.
Estaba hablando con mi hijo de 7 años de edad sobre los cumpleaños, y le dije que en septiembre no hay cumpleaños familiares. Él me dijo que en septiembre es el cumpleaños del abuelo. Le respondí que el cumpleaños del abuelo (mi suegro) es en diciembre, lo que me contestó que se refería «al otro abuelo». «¿Qué abuelo?» Mi hijo: «El abuelo Benedit, que está en el cielo». Mi padre murió cuando mi hijo tenía 2 a 3 años. Me quedé sin palabras… Entonces mi hijo me corrigió otra vez, diciendo que en octubre era el cumpleaños de la abuela Teresita (mi madre murió antes de que naciera mi hijo). ¡No recuerdo haber hablado con él de los cumpleaños de familiares fallecidos! Fuente.
13.
Mi hija con 1 año y medio se despidió de un hombre que supuestamente estaba en una ventana. Le pregunté quién era, y me dijo que era «su amigo». Cuando miré a la ventana, no había nadie, se trataba de un gimnasio que llevaba muchos años abandonado. Fuente.
14.
Una noche, al volver a casa del trabajo, encontré a mi angelical hija de dos años en pijama de pie en lo alto de las escaleras mirando a la luna por la ventana, osito de peluche en mano. A esa hora debería estar ya en la cama.
Sin querer asustarla, subí las escaleras, me arrodillé a su lado y le pregunté en qué estaba pensando.
Pensé que diría algo infantil como:»¿La luna realmente está hecha de queso, papá?» Algo así de entrañable.
En cambio, se volvió hacia mí con una mirada muy seria en su rostro, y con una voz monótona muy seria y espeluznante me dijo: «¡Estamos todos en la misma jaula!»
¡Tenía dos años de edad! Casi me muero de miedo. En aquella época dijo algunas otras cosas espeluznantes como esa, pero después de un tiempo dejó de hacerlo. Fuente.

15.
Una vez le conté a mis hermanas que recordaba una pelea que tuvieron (ellas son mucho mayores que yo, yo soy la menor y la diferencia de edad es muy grande, mi hermana estaba casada cuando nací). Les describí en detalle la pelea, e incluso recordé la ropa que llevaban y otros detalles muy específicos. Sin embargo, me sorprendió mucho cuando me dijeron que cuando esto sucedió, yo todavía no había nacido. Hasta el día de hoy no entiendo cómo puedo recordarlo, de hecho me acuerdo de estar viéndolo en silencio, solo mirando. Fuente.
16.
Cuando mi hija tenía unos 3 años, una madrugada se despertó, se sentó en la cama y me dio con el codo. Cuando me desperté, ella señaló con el dedo a la esquina de la pared y me preguntó: «¿Quién es ese?». Me quedé congelada, e intenté llamar a mi marido pero no conseguí pronunciar palabra. Cuando finalmente lo hizo, vino al dormitorio de la niña, encendió la luz y no vimos nada. Mi hija seguía sonriendo, señalando la esquina y haciendo la misma pregunta: «¿Quién es ese?». Fuente.
Y tú, ¿tienes alguna anécdota parecida?