Los lunes, ¿una injustificada mala fama?
Si eres una de esas personas que odias los lunes, y que te pasas las tardes de los domingos sintiéndote melancólico, y lamentando que al día siguiente haya que madrugar, obviamente no estás solo. Y no nos referimos a que a Garfield le pase lo mismo. Solo hay que echar un vistazo a las redes sociales durante las tardes dominicales, para comprobar que son muchos los que detestan el primer día de la semana.
Sin embargo, diversos estudios demuestran que el lunes, con toda su mala fama, no es el peor día de la semana. Vale, es el primer día de la semana, justo después del día de descanso y ocio familiar por excelencia, el domingo. Además, uno llega agotado de la diversión del fin de semana, y encima ve demasiado alejado el ansiado viernes.
En un estudio de la Universidad de Sydney y la compañía australiana NTF Group, en el preguntaron a un total de 202 voluntario cómo creían que sería su estado de ánimo durante la semana, el resultado fue el esperado: según avanzaba la semana, su expectativa del estado de ánimo iba aumentando, hasta llegar a su punto máximo durante el sábado y el domingo.
Sin embargo, los investigadores descubrieron que estas suposiciones sobre el estado de ánimo no se correspondían con el estado anímico real durante cada día de la semana. Así que a otro grupo de sujetos les pidieron que puntuaran su estado de ánimo durante cada uno de los días que iban transcurriendo de la semana. Aunque había cierta diferencia entre el estado de ánimo de los lunes y el correspondiente al fin de semana, el resultado era bastante lineal. Es decir, que simplemente creemos que los lunes son peores de lo que en realidad son.
Sea como sea, aquí tienes a 18 personas a las que les ocurrieron cosas que, independientemente de cuándo ocurrieron, les hicieron sentir como si fuera uno de esos lunes aciagos. Esos en los que parece que todo lo que puede salir mal, sale peor.
«Mi jefa no se dio cuenta de que había un sobre lleno de dinero en su escritorio cuando empezó a usar la trituradora».
«No me di cuenta de que uno de los dedos del guante se había roto hasta que terminé de teñirme el pelo».
«Mi hija y yo dimos un paseo hasta el parque… para encontrarnos con que se habían llevado todo el patio de recreo».
«En Australia hace tanto calor, que una de nuestras luces de exterior se derritió».
«La cena que mi marido llevaba tres horas cocinando».
«Eso me pasa por intentar comer sano».
«Salí para ir al trabajo y alguien me había robado todas las ruedas».
«Debe haber dolido».
«El días que instalas unos nuevos fuegos carísimos, tu vitrina decide soltarse y caerse encima».
«¡Gracias bicicleta por atrapar el teléfono!»
«Cuando quieres impresionar a tus vecinos con tus soluciones modernas, pero terminas siendo conocido como el tipo que destrozó un Jeep pulsando un botón».
«Al menos el escape es en la propia bañera».
«La gravedad ganó. Pero he vivido para contarlo».
«Encontré dónde habían estado guardando el dinero suelto mis hijos gemelos».
«La vela aromática ayer olía demasiado fuerte. Ahora entiendo por qué».
Quema la tienda y empieza de nuevo en otra parte.
«QUE ME HAN DESTROZADO AL GATO EN EL PELUQUERO, QUE YO SOLO LES DIJE QUE ME RAPASEN AL GATO POR DEBAJO PORQUE TENÍA UN MONTÓN DE NUDOS».
«Fail baloncestístico».
Y a ti, ¿alguna vez te ha ocurrido algo parecido?
