El mundo, a veces, parece un sitio tenebroso. Tanto, que en los últimos tiempos se ha puesto de moda el término «doomscrolling», un concepto que define el hábito de pasar los minutos, incluso las horas, bajando y bajando por la sección de noticias de las redes sociales. Esos momentos en los que no se lee nada en concreto, pero de alguna manera se absorbe toda la negatividad de titulares sensacionalistas, sucesos y discusiones interminables entre internautas.
Se trata de un círculo vicioso: los algoritmos que seleccionan las publicaciones en las redes sociales potencian los contenidos que pasamos más tiempo mirando, y con los que más interactuamos. Por esta razón, la sucesión de publicaciones llenas de fatalidad en las redes sociales parece infinita.
Como antídoto, vamos a recordarte que la vida también está llena de alegría, y que hay personas cercanas a nosotros que ayudan a mantener la oscuridad a raya. Atento a estos ejemplos positivos de individuos que pusieron su granito de arena para que el mundo fuera un poquito mejor. Porque ayudar a los demás es el «pegamento social» que nos ayuda a mantenernos unidos. ¡Esperamos que te resulten tan inspiradores como a nosotros!
Una floristería en algún lugar de Múnich. No hay vendedor, solo una “caja honesta”.
Los teléfonos que hay en la calle en Australia son completamente gratis.
Una biblioteca de juguetes de playa abandonados.
«Coge prestado. Juega. Devuélvelo.»
“Nuestro vecino nos dejó 20 galones de gasolina para que los usemos en el suroeste de Florida durante el huracán Ian. El gas es muy difícil de conseguir debido a los grandes cortes de energía y a la destrucción”.
«Eh, soy vuestro vecino, Levi. Me vuelvo a Michigan. Estoy seguro de que esto os será útil. Escribidme, por favor.»
“Mi novia perdió su billetera con un montón de dinero en efectivo. Un desconocido la encontró, contactó con ella, y le devolvió la billetera con todo lo que había dentro intacto. ¡Gracias!”
Las “tiendas de autoservicio” para gente necesitada son muy frecuentes en zonas rurales de Gran Bretaña.
“Me instalé en un hotel alemán. Hay una nevera en el vestíbulo. Coges lo que necesitas y confían en que lo apuntas en el cuaderno que hay al lado”.
“Puse un estante de plantas en la calle para quien quisiera comprar una planta. Lo mejor es que todas las plantas que se llevaron fueron pagadas”.
Una librería en Winchester, donde algunas de las obras se exhiben en la calle en un “mostrador honesto”.
Zona de objetos perdidos en una ruta de senderismo.
En una zona rural se venden bayas, verduras y setas a lo largo de las carreteras. Coge los productos y deja el dinero.
“Perdí mi billetera y al día siguiente alguien me la envió por correo con el dinero que había”.
“En algunos campos alemanes, puedes recoger libremente frambuesas, fresas, grosellas, etc. Solo pagas por lo que llevas en la bolsa, pero te dejan comer lo que quieras y eso no se paga…”
Panadería con autoservicio. Coge el pan y deja el dinero…
“En Noruega, en la carretera se pueden comprar cerezas, ciruelas, fresas, frambuesas. Solo pagas a través de una aplicación usando el número de teléfono del vendedor”.
“Estaba trabajando bajo el agua a una profundidad de 4,5 m y encontré un teléfono en el fondo. La SIM aún funcionaba así que localicé al propietario y se la devolví”.
Una estantería donde cualquiera puede cambiar un libro por otro.
En invierno y con −30 °C, salí del coche y cerca del edificio vi un guante metido en la nieve. Resultó que antes de dejárselo al conserje me di cuenta que era mía y había estado allí tres días.
En Turquía, me cambiaron dólares al tipo de cambio de los euros. Me di cuenta y dejé el exceso de dinero junto con el cheque y me fui. Unos segundos después, el empleado me alcanzó en la calle y me dio las gracias, ya que la diferencia no era muy grande y no se había dado cuenta.
¿Y tú? ¿Has hecho algo así recientemente, o conoces alguna anécdota digna de aparecer en esta recopilación?