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20 personas que pusieron las excusas más surrealistas para llegar tarde

La excusa perfecta.

A todos nos pasa, tarde o temprano: lleva un momento del año en el que necesitamos tomarnos un día de asuntos propios. Sin embargo, aunque en la mayoría de los Convenios se contempla esta posibilidad, no se trata de un derecho inalienable contenido en el Estatuto de los Trabajadores. En aquellos casos en los que no se disponga legalmente de días libres que no necesitan justificación, no vale llamar al trabajo con cualquier excusa.

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Estas tienen que ser lo suficientemente importantes para justificar tu ausencia… pero no tanto como para que todos tus compañeros se preocupen. Es decir, hay que tener mucha mano izquierda. Por ejemplo, los lunes y viernes son los días menos apropiados porque son demasiado «cantosos». Si vas a salir de casa, mejor no pasar por los sitios en los que hay más posibilidades de encontrarte a gente del trabajo. ¡Y ni se te ocurra subir fotos a las redes sociales que contradigan tu relato!

Nuestros protagonistas de hoy no querían un día libre, sino que simplemente llegaron tarde al trabajo o a la escuela. Pero sus excusas fueron tan delirantes que, en un primer momento, nadie les creyó. Y, sin embargo, en la mayoría de los casos resultaron ser completamente ciertas. Lo que demuestra que, después de todo, quizás la mejor excusa es aquella que es demasiado increíble como para que alguien se la crea, ¿no te parece?

1.

Un miembro de mi equipo me llamó para decirme que creía que no iba a poder venir a trabar porque alguien había robado su puerta delantera. Vivía a la vuelta de la esquina de su casa, así que de camino al trabajo pasé delante de su casa y, sí, allí estaba con la policía poniendo una denuncia porque su puerta había desaparecido. Fuente.

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2.

Una amiga llegó tarde por culpa de las palomas. Teníamos que atravesar un parque cada mañana para llegar desde la estación a la escuela, y el parque estaba lleno de palomas y cuervos. A esta chica le aterrorizaban las palomas, y un día que no salían volando cuando se acercaba terminó llegando 10 minutos tarde al colegio. Fuente.

3.

Cuando iba al instituto, mi hermana se acababa de sacar el permiso de conducir y estaba conduciendo a la escuela por primera vez, conmigo de pasajero. Llegamos a una abrupta intersección, algo así como una curva casi en horquilla de 135 grados, y la luz se puso en ámbar.

Mi hermana me preguntó qué podía hacer, y le dije que se detuviera. No quería que una conductora novata se arriesgara a hacer un giro de esas características conmigo en el asiento de pasajeros.

Se detuvo rápidamente, pero el Mercedes que había detrás nuestra no. Solo el Mercedes quedó dañado, pero el tráfico quedo detenido durante un gran rato.

Conduje yo el resto del camino a la escuela. El choque destrozó el Mercedes, pero nuestro coche solo tenía un pequeño rasguño en la puerta del maletero. Esperamos en la cola de los alumnos rezagados mientras todos daban la misma excusa: «Hubo un accidente de camino a la escuela».

Nuestra excusa fue: «Nosotros fuimos el accidente de camino a la escuela». Fuente.

4.

Mi novia y yo fuimos a comer con unos amigos y llegamos 45 minutos tarde. Como excusa nos inventamos que nos habíamos quedado encerrados en el ascensor. Al volver a casa, nos quedamos atascados entre el 4º y el 5º. Ahora creo en el karma. Fuente.

5.

Mi profesor de autoescuela me dejó quitar y poner los neumáticos de su vehículo para que practicara. La mañana siguiente, llegó 20 minutos tarde. Entró corriendo en clase sin aliento, y completamente despeinado. De pronto, me señalan y me dice: «¡TÚ! ¿Para qué sirve el torquímetro?» Le dije: «No lo sé». Me contestó: «¡Ya sé que no lo sabes!» Resulta que mientras conducía por la autopista se salió una de sus ruedas. Fuente.

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6.

Usé tantas veces la excusa de «mi abuela ha fallecido» que terminé perdiendo la cuenta de a qué profesores ya se lo había dicho. Fuente.

7.

Una amiga dijo que había llegado tarde a casa porque «su tostadora estaba en llamas». Todos nos reímos, pero no estaba mintiendo. Resulta que estaba haciendo el desayuno cuando de pronto su tostadora empezó a arder espontáneamente. Tuvo que tirarlo a la nieve. Fuente.

8.

Había varias ocas alrededor de mi motocicleta impidiéndome subirme a ella. Llamé a mi jefa y no creyó ni una palabra, hasta que le enseñé fotos de las ocas bufándome porque ahora era su motocicleta. Odio a las ocas, me dan mucho miedo. Fuente.

9.

Una estudiante llegó tarde, parecía agitada. Dijo a todos, con mucha calma, que le había golpeado un coche. No hablaba del todo nuestro idioma, y algunas personas se sintieron confusas, ya que no parecía haber sido atropellada ni nada por el estilo. Sin embargo, cinco minutos después aparecieron un oficial de policía, varios paramédicos y la enfermera de la escuela, y se la llevaron. Por lo visto, la golpeó un coche, se levantó y se fue corriendo al colegio.

Tenía una conmoción leve y estuvo una semana sin venir. Fuente.

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10.

Llegué tarde a un examen porque se me cayó una lentilla, y tuve que estar en la sala de profesores colocándomela. Le pedí a uno de los profesores que me vio poniéndomela que, por favor, me hiciera un justificante. La otra profesora dijo que podía hacer el examen tapándome un ojo, y que esa no era excusa. Estoy suspendida. Fuente.

17.

Trabajaba en Walmart y un día llegué tarde porque se escaparon varios tigres exóticos. ¿He mencionado que vivía en Oklahoma? Y sí, era completamente cierto: si eres escéptico y quieres echarte unas risas, busca en Google: Joe Exotic. Fuente.

18.

Estaba conduciendo por la autovía cuando vi una caja de cartón aplastada más adelante… una caja de clavos se había caído de un camión y todos los clavos estaban desperdigados por la carretera. Por supuesto, pasé por encima de ellos.

Esto fue antes de que existieran los móviles, así que me salí de la autovía, busqué la gasolinera más cercana con un mecánico, y le pedí que arreglara los agujeros de mis ruedas. Afortunadamente, los clavos se quedaron dentro y por lo tanto no hubo un escape de aire que me impidiera llegar hasta el mecánico.

Terminó arreglando unos 15 agujeros. Llamé a mi jefe desde allí y le dije que iba a llegar tarde, y me dijo: «Trae el recibo del mecánico con el coste de la reparación».

Llegué 90 minutos tarde y le enseñé el recibo, que estaba escrito a mano. El muy desgraciado todavía tuvo que inspeccionar las ruedas de mi coche para asegurarse de que había agujeros tapados. Después me dijo: «A trabajar, llevas 90 minutos de retraso». Fuente.

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19.

En una ocasión llegué 10 minutos tarde a la clase de la facultad, y al verme entrar el profesor se levantó y empezó a aplaudir. Fue seguido por más de cien personas del aula, y cuando terminaron me echó un discurso de más de 15 minutos sobre la importancia de la puntualidad. No me importaría tanto si no fuese porque venía del entierro de mi abuelo. Fuente.

20.

 

Hoy llegué tarde al trabajo. Esto es lo que pasó: Me levanté de la cama en cuanto sonó la alarma, y empecé a prepararme. Fui al baño a cepillarme los dientes. De pronto, vi unas extrañas cortinas con peces. ¡Nosotros no teníamos cortinas en nuestro baño! Entonces me desperté de verdad, y apenas quedaban 5 minutos para tener que irme al trabajo. Fuente.

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Y tú, ¿alguna vez has puesto una excusa así de increíble para justificar tu demora?