Digamos que, puestos a elegir, es mejor ser madre que «madraza». A veces, da la sensación de que si una madre se angustia mucho por sus hijos, y está de encima de ellos todo el tiempo, es «mejor» madre que otra que no vive alarmada constantemente, y que ejerce la maternidad de una forma más sobria. Pero no por ello menos amorosa.
Una maternidad más serena, menos alarmada, puede tener además la capacidad de generar más confianza en los pequeños. No debería tratarse solamente de estar sobre los hijos, sobreactuar el rol, y preocuparse muchísimo con la idea de que una madre que se muestra muy preocupada es «mejor» madre. Además, junto a la tranquilidad también es importante reivindicar el sentido del humor.
Cuando te conviertes en madre hay que tomarse en serio la crianza, pero no es menos cierto que surgen infinidad de momentos llenos de humor. A menudo, sacan a la persona irónica que todos llevamos dentro. Lo sabe muy bien Anya, una madre con una familia numerosa de Lípetsk, que después de ser madre se las arregla para dibujar cómics, escribir poesía y prosa e, incluso, seguir haciendo música. Y sus viñetas, que retratan su su propia experiencia con la maternidad, no tienen desperdicio.
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Y tú, ¿con cuál te has identificado más?
