¿Es justo cambiar de asiento en el avión para estar con la familia?
Cuando se viaja en avión con los hijos, el estrés puede ser mayor que cuando se viaja solo o en pareja. No solo hay que estar pendiente de que los niños estén tranquilos y entretenidos, sino también de que puedan estar sentados junto a sus padres o tutores. Sin embargo, conseguir asientos contiguos en los vuelos no siempre es fácil, ya que muchas aerolíneas cobran un suplemento por elegir el asiento deseado. Así, muchas familias se ven obligadas a confiar en la generosidad de otros viajeros que acepten cambiar sus asientos para facilitar la reunión familiar.

Pero no todos los pasajeros están dispuestos a hacer este gesto altruista. Algunos consideran que tienen derecho a disfrutar del asiento que les ha tocado, ya sea por comodidad, por preferencia o por haberlo reservado con antelación. Otros piensan que las familias deberían haber pagado el extra para asegurarse de tener los asientos juntos, en lugar de esperar que otros les solucionen el problema. Ante esta negativa, ¿cómo reaccionar? ¿Es justo pedir un cambio de asiento? ¿Es egoísta negarse a hacerlo?
“Por supuesto que no”.
Esta es la cuestión que ha generado un intenso debate en internet, a raíz de la publicación de un usuario de Reddit que relató su negativa a cambiar de asiento con una madre que quería sentarse al lado de su hija durante un vuelo desde Japón. Según el usuario, él había reservado un asiento en la ventanilla, mientras que la niña estaba en el asiento central de la misma fila, junto a su padre. La madre, por su parte, estaba en la fila posterior, también en el asiento central. La familia pretendía ocupar los tres asientos centrales para estar más cómodos y cerca.

El usuario afirmó que comprendía la situación de la madre, pero que no estaba dispuesto a renunciar a su asiento en la ventanilla por uno menos confortable y más alejado. Además, acusó a la madre de ser poco considerada con él y con los demás pasajeros, ya que podría haber pedido a otros integrantes de su grupo turístico que le cedieran sus asientos para poder estar con su hija. “Solo me pidió a mí que cambiara mi asiento por el suyo, para que ella pudiera disfrutar de la ventanilla y estar con su hija. Y yo quedarme en el asiento central de la fila de atrás. Por supuesto que no”, escribió el usuario.
El usuario también expresó su molestia por el hecho de que muchas familias esperen que otros pasajeros les solucionen el problema de los asientos, en lugar de pagar una tarifa adicional para asegurarse de tenerlos juntos. “No es mi culpa que no hayan reservado los asientos juntos”, dijo.

El caso, que ocurrió hace un año, ha vuelto a cobrar relevancia en las redes sociales y ha sido difundido por varios medios de comunicación. Las opiniones están divididas entre los que apoyan al usuario y los que lo critican por su falta de empatía y solidaridad con la familia. Lo cierto es que este tipo de situaciones son frecuentes en los vuelos y plantean un dilema ético sobre cómo actuar ante una petición de cambio de asiento. ¿Qué harías tú?