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14 internautas relatan los momentos más surrealistas vividos en entrevistas de trabajo

Buscar trabajo no es una tarea fácil, y en el momento tan complicado en el que estamos actualmente, menos todavía. Parte de la dificultad tiene que ver con el hecho de que no todo depende de ti. Aunque tengas el mejor currículum, te hayas preparado a conciencia, y aparezcas con tu mejor sonrisa, existen muchos factores externos que pueden alterar la balanza de un lado a otro.

Por eso, y a pesar de que es más fácil decirlo que hacerlo, lo mejor es centrarte única y exclusivamente en aquello que está bajo tu control. Si ocurre algo malo, sabrás inmediatamente que no ha sido culpa tuya, que ha sido simplemente mala suerte, y que hay que seguir adelante. Y si te sirve de consuelo, al menos no has vivido un momento tan surrealista como los que soportaron nuestros protagonistas de hoy: 14 personas que se enfrentaron a momentos inesperados en unas entrevistas de trabajo que no olvidarán mientras vivan.

1.

Conocí a un empresario en una feria de trabajo. Le encantó mi trabajo, así que me dio su tarjeta y me dijo que le llamara al día siguiente. Le llamé, y concertamos una entrevista.

Fui a su oficina, estuvo mirando mi portfolio y me dijo que era genial y que sería una gran opción para su empresa. Entonces procedió a hacerme un recorrido por toda su oficina, me presentó a muchas personas, y me habló sobre los excelentes lugares para almorzar en el área.

Al final de la entrevista, nos volvemos a sentar y me dijo: «Aunque me encanta tu trabajo y pareces genial, en realidad no estamos contratando en este momento, pero te tendré en cuenta». ¿Qué? Fuente.

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2.

Intenté conseguir un trabajo como teleoperador una vez. El entrevistador me hizo ir a otra habitación y llamarla, mientras ella fingía ser una persona de la que estoy tratando de obtener dinero. Empecé con el argumentario, y ella dijo: «¡Oh, pero solo soy una estudiante universitaria pobre sin dinero!»

Aunque sabía que solo estaba fingiendo, me sentí fatal. Sabía que nunca podría hacer ese trabajo en la vida real. Le dije que era mala idea haber ido, y que tenía que irme. Fuente.

3.

Odio cuando eres apto para un puesto de acuerdo con las especificaciones del trabajo indicadas en el anuncio, pero el entrevistador te dice: «Bueno, realmente el trabajo consiste en otra cosa».trabajo».

Una vez solicité un trabajo como escritor, y cuando fui a la entrevista, me dijeron: «Bueno, en realidad no tendrás que escribir demasiado. Te pagarán en función de cuánto vendas…»

Entonces, ¿por qué creaste un puesto de trabajo pidiendo un escritor? Fuente.

4.

Una vez tuve una entrevista de trabajo en la que me ofrecieron algo de beber y luego me hicieron lavar mi propio vaso porque se esperaba que todos lavaran sus cosas. Lo entiendo, pero, ¿¡¿tuve que terminar mi entrevista lavando un vaso?!? Raro. Fuente.

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5.

Recuerdo que una vez llegó a mi despacho un currículum de una chica que, en vez de adjuntar una foto carnet, adjuntó un sobre con una foto de ella y sus amigas en el campo.

Por detrás, indicó quién era ella y que, si no la contratábamos, que hiciéramos el favor de devolverle la foto. Fuente.

6.

Tres de las cuatro personas que me entrevistaron se pasaron todo el tiempo hablando de lo mala que era la empresa y de por qué no debería aceptar el trabajo. El cuarto era el CEO. Su historia fue diferente.

No acepté el trabajo. Fuente.

7.

Regresé a los Estados Unidos después de haber sido profesor en el extranjero durante un año y estaba siendo entrevistado para puestos de escritor y editor de tecnología, lo que había hecho antes de ir a Asia. Traje muestras de algunos de los manuales de usuario de software en los que había trabajado. El entrevistador me reveló al final de la entrevista que en realidad solo estaba entrevistando a personas como una formalidad, y que ya tenía a alguien en mente, pero que realmente le gustaría quedarse con mis muestras de trabajo. Antes de que pudiera parpadear me marché llevándome mi trabajo conmigo. Fuente.

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8.

Hace años respondí a una oferta de trabajo para recepcionista en un concesionario de automóviles. La entrevista salió bien, pero unos pocos días después comencé a recibir correos electrónicos del concesionario sobre las promociones que estaban realizando. Recibí alrededor de 5 al día durante 2 semanas, hasta que llamé para preguntar por la entrevista. Les dije que me pareció de mal gusto que cogieran mi dirección de correo electrónico de mi currículum y la pusieran en una lista de clientes a los que enviar spam. Se disculparon y dijeron que me quitarían de su lista de correo electrónico, y que elegirían a otra persona para el puesto. Está bien. Yo ya no quería trabajar para ellos. Fuente.

9.

«¿Por qué deberíamos contratarte en vez de a los otros candidatos?»

Les dije que ni siquiera conocía a los otros candidatos. Fuente.

10.

Cuando en una entrevista te dan respuestas contradictorias, para mí es una bandera roja.

Por ejemplo, cuando le pregunté al entrevistador si la gente permanecía mucho tiempo en el puesto, me contestó que sí. Pero cuando seguí preguntando por qué motivo se marchó la última persona que lo hizo, el entrevistador generalizó: «Oh, bueno, la gente se va todo el tiempo por todo tipo de razones».

Otras banderas rojas de esta entrevista incluyeron:

—No saber exactamente en qué consistía el puesto.

-No saber enumerar las habilidades que están buscando que me ayudarán a tener éxito en el puesto.

-No tener personalidad alguna.

Además, que sea la entrevista final y estén almorzando. Podía escuchar masticar al entrevistador mientras respondía sus preguntas.

Nota: Todo esto me pasó con la misma persona, en la misma entrevista. Fuente.

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11.

Cuando tenía como 16 años fui a una entrevista para un trabajo como recepcionista en una agencia de seguros. El hombre de 50 y tantos años que me entrevistó me preguntó: «¿Entiendes la importancia de la caza, y estarías dispuesto a ir de caza?» Vivíamos en Chicago. Ni siquiera recuerdo qué respondí.

Nunca he estado tan confuso en mi vida. Han pasado más o menos 12 años desde entonces y todavía pienso en ello a menudo. Fuente.

12.

Tuve una entrevista en el que no podía saber si el entrevistador era ciego. No me miró, nunca movió los ojos durante toda la conversación, pero colocó sus papeles frente a él de forma impecable. Además, escogió una silla en una gran sala de reuniones sin extender un brazo para confirmar que estaba ahí y me estrechó la mano perfectamente al finalizar la entrevista. No conseguí el puesto, pero como mínimo fue memorable. Me sentí como si estuviera dentro de una telecomedia. Fuente.

13.

Trabajo en Telecomunicaciones. Una vez, me preguntaron: «¿Cuáles son las ventajas de implementar una aplicación en un entorno de n niveles?»

No tenía ni idea de lo que eso significaba, así que respondí: «La ventaja es que no tendrás que enfrentarte a las dificultades de una implementación en un entorno de un número diferente niveles».

Conseguí el trabajo. Fuente.

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14.

Recuerdo una entrevista para un trabajo con bastante mala pinta, en la que el entrevistador me dijo que tenía que usar mi propio coche. Le pregunté si me pagaban la gasolina, y me respondió que no. Además, tampoco pagaban horas extras, a pesar de que empezabas a las 8 y no tenías hora de terminar. Por supuesto, para comer ya me apañaría.

Entonces, le pregunté: «En esta empresa, ¿trabajan los empleados para el jefe, o son los empleados quienes pagan al jefe por trabajar?». Se quedó boquiabierto y concluyó la entrevista diciendo que en esa empresa funcionaban a base de incentivos. ¡Ah, entonces perfecto! Fuente.

Y a ti, ¿qué es lo más surreal que te ha ocurrido durante una entrevista de trabajo?