Generalmente, los padres solo quieren lo mejor para sus hijo, y convertirse en una influencia positiva para ellos. Sin embargo, a veces resulta muy difícil explicarle a un niño por qué no vale la pena hacer algunas cosas, o conseguir que dejen de hacer otras que podrían ponerles en peligro. Algunos padres deciden entonces recurrir a trucos y mentiras que los pequeños, en su ingenuidad, se creen por completo.
Porque, ¿cómo convencerías a un niño de 5 años de que los dulces en grandes cantidades pueden sentarle mal, o que debe ayudar haciendo las tareas domésticas? Estos adultos pensaron que no tenían otra salida, y que no les quedaba más remedio que recurrir a mentiras piadosas. El problema es que, a veces, sus hijos se las creyeron durante demasiado tiempo. Atento a estos 19 ejemplos de mentirijillas que los niños no descubrieron hasta que fueron prácticamente adultos.
1.
Mi papá, para no leerme libros, me dijo que no sabía leer. Creí en este cuento hasta la edad de 9 años, luego lo atrapé leyendo un periódico, pero dijo que solo sabía leer periódicos… Y le creí de nuevo. Me dí cuenta de que era una mentira solo a la edad de 11 o 12 años. Fuente.

2.
Mi mamá entrenó a sus 6 hijos para que solo compraran cosas que estaban en oferta. Yo creía que si un artículo no estaba «en oferta» no estaba «en venta». Fuente.
3.
Cuando era niño me decían que el Año Nuevo se celebra el 1 de enero, y que Santa Claus trae los regalos 2 días después. Adivina cuándo cae mi cumpleaños. Fuente.
4.
Mi madre me dijo que si saltábamos mientras estábamos en un avión, el avión seguiría avanzando y saldríamos volando hacia atrás y nos estrellaríamos contra la pared trasera.
Funcionó durante años y nos mantuvo sentados tranquilamente en los aviones hasta que mi hermano mayor me hizo intentarlo. Fuente.

5.
Yo tenía alrededor 3 años. Mientras celebrábamos la Nochebuena, mi padre salió del apartamento con una excusa falsa, y poco después apareció Santa Claus trayéndonos los regalos. Resulté ser una niña muy observadora; cuando mi padre volvió, le dije que mientras estaba ausente, mamá había besado a Santa. Fuente.
6.
Mi compañera de piso creció en una granja y sus padres le dijeron que su televisor solo funcionaba cuando llovía. Ella creyó esto durante mucho, demasiado tiempo… Fuente.
7.
Mi padre solía regalarme cosas geniales para mi cumpleaños: primero, una grabadora de cassette, luego un reproductor de VHS, un equipo de música, un Walkman… Aunque me los regalaban a mí, todo el mundo usaba mis regalos, y estaban en el salón de casa. Todo el tiempo yo estaba convencido de que eran míos, pero que era generoso y los compartía con todo el mundo. Fuente.

8.
Al vivir en la costa oeste de los Estados Unidos, mi amiga les mostraba a sus hijos la cuenta atrás de Fin de Año de la costa este. Siempre estaban en la cama a las nueve. Brillante. Fuente.
9.
Cuando era niño, le pregunté a mi abuela de dónde venían las medusas. Ella me dijo que los turcos las fabricaban con gelatina, y luego las liberaban al mar. Me lo creí durante mucho tiempo. Fuente.
10.
Había una fábrica cerca de mi casa que emitía un humo blanco y ondulante. Mi mamá me dijo que era la fábrica de nubes.
Semanas después le pregunté, «¿los días soleados son los que la fábrica de nubes está cerrada?» Fuente.

11.
Tenía prohibido comer cosas como chocolatinas, piruletas y otras golosinas hasta que cumplí 12 años, porque supuestamente era “alérgica a sustancias químicas”. Fuente.
12.
Mi padre me dijo que las franjas sonoras de la carretera son para los conductores ciegos. Tardé siete años en darme cuenta. Bien jugado, papá. Fuente.
13.
Nunca tuvimos un animal en casa: me dijeron que papá era alérgico a su pelo. Cuando me independicé, adopté un gato. Una vez, mis padres vinieron a visitarme y mi padre jugó con él todo el día. Después, le pregunté: “¿Qué tal tu alergia?”, y me respondió: “¿De qué alergia me estás hablando?”. Y en ese mismo instante se dio cuenta de que fue desenmascarado. Fuente.

14.
Sacando la lengua se puede saber si estás mintiendo. Se pueden leer mentiras en la lengua.
Hasta los 9 años no averigüé la verdad. Para entonces, yo era una persona bastante honesta. Fuente.
15.
Cuando tenía 5 años, mi padre me dijo que dentro de los monumentos había personas, y que ese era su trabajo. Luego, cuando terminaba la jornada salían de los monumentos y se iban a sus casas. Estaba convencida de que era verdad. Fuente.
16.
Mi papá solía decirme que mi ombligo era un tornillo que sujetaba mi trasero contra mi cuerpo. Según él, podría agarrar un destornillador y desatornillarme el ombligo haciendo que se me cayera el trasero. Fuente.

17.
Una vez me compraron una aspiradora «infantil», asegurándome que fue diseñada específicamente para que los niños mantuvieran la limpieza. Descubrí el engaño cuando tenía unos 20 años. Aunque de niño estaba encantado de aspirar el apartamento, como si fuera Cenicienta. Fuente.
18.
Cuando era niño, perdí un diente, lo puse en una bolsa de plástico, lo deslicé debajo de mi almohada y luego me acosté temprano para que viniera el Ratoncito Pérez. Cuando mis padres se olvidaron de poner dinero debajo de mi almohada, mi papá dijo: «No deberías haber puesto el diente en una bolsa. El Ratoncito Pérez no podía olerlo». Fuente.
19.
Mis padres me dijeron que enviaron a mi perro a una familia que tiene muchos perros como él para que pueda jugar con ellos.
No, no lo hicieron. Fuente.

Y tú, ¿tienes historias similares de tu infancia?